A lo largo de varios años a trabajar con cuerpos femeninos, fui depurando mi visión sobre qué es la danza, para qué ella nos sirve y desde dónde yo me doy a las mujeres que vienen en busca de algo.
Entendí, fruto de un profundo trabajo interior, que lo que todas nosotras buscamos es pertenecer, ese sentido de unidad, de verticalidad, de profunda conexión y arraigo: Útero – Pies – Gaya.
Cuando la mujer llega hasta el flamenco por la atractiva de su estética – el bordón de la fuerza, la garra, del carácter, guapaaaa, olééé – lo que, en el fondo, ella me está queriendo decir, es que busca rescatar a su poder personal, su fuego interno, busca reconectarse con su Loba.